Dr.
José Francisco Peña Gómez
Discurso
Nueva York, E. U. A., 25 de febrero, 1997.
Señores
Miembros del Comite Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario
Dominicano.
Señores Miembros del Comité de los Cinco.
Señores Presidentes de Comites Municipales y del Comité
del Distrito Nacional del Partido Revolucionario Dominicano.
Señores Representantes de Frentes de Masas del Partido
Revolucionario Dominicano.
Hermanos del Acuerdo de Santo Domingo.
Señoras y señores:
La
misericordia de Dios ha permitido que pueda nuevamente, aunque
desde la distancia, dirigirme a ustedes sobrepuesto en parte
de los graves quebrantos que amenazan mi salud.
La benevolencia del Señor no se ha puesto en movimiento
por los merecimientos que se me puedan atribuir; ella es el
fruto de las oraciones fervientes de una legión de buenos
dominicanos que a partir del anuncio de la recaida de mi dolencia,
se arrodillaron ante los altares y llenaron los templos con
oraciones y rogativas que Dios ha oido con infinita bondad.
Por eso, antes que nada, permítanme dar gracias a este
pueblo generoso que me ha prodigado a manos llenas su inmensa
fraternidad.
Estamos entrando de lleno en el último período
de gobierno del siglo XX, tocándole a nuestro Partido
jugar desde las filas de la oposición y al propio tiempo
desde dos importantes poderes del Estado --el legislativo y
el municipal-- un rol preponderante en la conformación
del perfil de la nueva sociedad y de las instituciones que debe
alumbrar el siglo XXI.
Es evidente que aunque nuestro Partido no alcanzó la
victoria en los pasados comicios, el pueblo le confirió
el rango de la primera fuerza política del país
y a nosotros el sitial de líder más votado en
toda la historia de la nación.
Controlamos la mitad del Congreso Nacional y de los Ayuntamientos,
incluyendo la primera corporación municipal del país
en la ciudad de Santo Domingo, factores equilibradores frente
a la debilidad del Ejecutivo en el campo municipal y en el legislativo.
Por lo tanto, grande es la responsabilidad que nos incumbe porque
nos encontramos en los dos extremos de la contradicción
ya que somos al mismo tiempo parte del poder y también
de la oposición.
Esta circunstancia nos obliga a actuar con exquisita mesura,
sin los desbordamientos irresponsables de una organización
política sin responsabilidades ya que cualquier error
o deficiencia en la ejecución de las tareas que el pueblo
nos ha impuesto será cargada en el débito de nuestra
organización.
Esta es la causa eficiente de que a diferencia de nuestros adversarios
políticos que nos hicieron una oposición cerril
y despiadada, el Acuerdo de Santo Domingo y el Partido Revolucionario
Dominicano se hayan comportado de manera completamente distinta
como una demostración de los avances que la civilidad
y el proceso democrático han alcanzado bajo la rectoría
del liderazgo de las fuerzas políticas que hemos conformado
la democracia nacional.
Esta moderación y este sentido de corresponsabilidad
se ha puesto de manifiesto con la oposición considerada
y respetuosa que le hemos hecho al Gobierno del Partido de la
Liberación Dominicana y a su Presidente Leonel Fernández.
Olvidados de la feroz campaña de maledicencia, dicterios
e infamias realizada contra nosotros y del incalificable abuso
de los recursos del Estado con que el pasado Gobierno contribuyó
a hacer posible la victoria de la presente Administración,
nuestro Partido reconoció en un tiempo record el triunfo
de su contrario, le manifestó su sincera disposición
al dialogo y a la cooperación, se abstuvo de hacer críticas
acerbas durante los primeros meses de su gestión y gracias
al control moderado que ha ejercido sobre su militancia y a
la cooperación de sus aliados, permitió que por
primera vez en la historia democrática de la nación
un Gobierno pudiera elevar significativamente el precio de los
combustibles sin una rebelión popular.
Si se tiene en cuenta los sangrientos conflictos que se desataron
en los gobiernos de Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco
cuando forzados por las circunstancias de una crisis financiera
internacional tuvieron que adoptar medidas similares sin recibir
la comprensión de sus opositores, podemos tener una verdadera
visión del papel constructivo y patriótico que
vienen jugando en favor de la estabilidad política de
la nación el Partido Revolucionario Dominicano y sus
aliados del Acuerdo de Santo Domingo.
Es por ello que nos ha causado extrañeza la destemplada
acusación de que sectores inconsultos del Partido Revolucionario
Dominicano conspiran contra el actual Gobierno cuando precisamente
en estos momentos nuestra organización y el Acuerdo de
Santo Domingo y el propio Partido Reformista Social Cristiano
acaban de dar una nueva demostración de apego al órden
constitucional al abstenerse de utilizar su abrumadora mayoría
parlamentaria para rechazar las observaciones al Presupuesto
que hizo el Dr. Leonel Fernández, algo que nunca ocurrió
con un presidente perredeísta.
El mantenimiento del órden constitucional está
garantizado tanto por nuestra comprobada adhesión a los
principios de la democrácia como por nuestra aspiración
de acceder al poder por la única vía que el derecho
pone a nuestra disposición: la de las elecciones competidas
y nunca jamás a través de la asonada cuartelaria
o de impertinentes llamados a la renuncia de un Presidente como
ocurrió contra los Gobiernos del PRD.
La conservación de la estabilidad política de
la nación, sin embargo, es una responsabilidad compartida
que atañe a todos los poderes, tanto al Gobierno como
a la oposición. En este sentido queremos expresar nuestra
preocupación por la inoportuna y antitactica campaña
que han iniciado sectores del Gobierno en pro de una reforma
constitucional para restablecer la reelección presidencial.
No entendemos como es posible que apenas a seis meses de iniciada
la presente administración y algo mas de 2 años
de habernos corresponsabilizado con la erradicación del
continuismo con la firma del Pacto por la Democracia, sea precisamente
de sectores de la antigua oposición al Gobierno del Presidente
Balaguer de donde brote ahora el clamor en pro de la reelección
presidencial.
El PRD y el PLD son dos fuerzas políticas que remedan
dos ramas brotadas del mismo tronco. El fundador de nuestro
Partido, Prof. Juan Bosch, cuando le tocó ejercer el
poder por única vez en 1963, lo hizo bajo los auspicios
de una Constitución --la de ese mismo año-- que
prohibía expresamente la reelección del Presidente
y del Vicepresidente de la República como fórmula
necesaria para evitar los conflictos y confrontaciones del pasado
que llegaron a degenerar en guerras civiles entre Presidentes
y Vicepresidentes de la República, en la prolongación
indefinida del mando de gobernantes antidemocráticos
y a la utilización de la fuerza como vía fundamental
para la conservación del poder.
Cada vez que en nuestro país primó la reelección
presidencial, surgió un gobierno autoritario y cuando
no, una tiranía y casi siempre terminaron con magnicidios,
revoluciones armadas o en grandes crisis institucionales como
fue el caso de las que se desencadenaron a raíz de las
reelecciones del Dr. Joaquín Balaguer en 1974 y 1994.
Nuestro Partido, que no propició la adopción de
la regla del 50% y de la segunda vuelta y que entendió
que se trató de una medida coyuntural para impedirle
el acceso al poder, se ha abstenido de recurrir a la mayoría
parlamentaria calificada de que dispone junto al Partido Reformista
Social Cristiano para derogar este principio porque temía
que la Asamblea Constituyente que había que convocar
para adoptar esta decisión iba a ser aprovechada para
la prolongación del mandato de los legisladores que aunque
legal desde el punto de vista formal, constituiría un
Golpe de Estado parlamentario contra el Ejecutivo condenándolo
a gobernar cuatro años sin representación parlamentaria.
Sabíamos los peligros que tal aventura entrenaba para
la estabilidad política de la nación ya que una
prolongación indebida del período de los legisladores
puede ser enfrentada por una disolución del Congreso
y una sucesión de golpes y contragolpes que pueden destruir
la democrácia nacional.
Parecida peligrosidad representa la convocatoria de una Asamblea
Constituyente para restablecer la reelección porque ya
sabemos de que manera se reeligen los gobiernos de nuestro país
con el uso y el abuso de los recursos del Estado, con la conversión
del Palacio Nacional en sede partidista oficial, con el uso
de los dineros públicos, con el cobro indebido de las
comisiones y la utilización del poder militar, policial
y de los organismos de inteligencia en favor de los Presidentes
en ejercicio.
La reelección presidencial ha resultado problemática
aun en la sociedad democrática mas avanzada del mundo,
los Estados Unidos, y por eso se la redujo a un periodo y aun
la continuidad por un solo mandato sigue causando dificultades
como las que forzaron a la renuncia del Presidente Richard Nixon
tras la crisis de Watergate y a las que confronta actualmente
el Presidente Bill Clinton como resultado de las acusaciones
que se le vienen haciendo, con razón o sin ella, en el
sentido de utilizar mecanismos de poder en beneficio del financiamiento
de su campaña.
Es cierto que en Argentina, en Perú y ahora en Brasil
se ha restablecido la reelección. En el caso de Perú,
estamos en presencia de un Gobierno de actitudes autoritarias
que ha tenido que enfrentar una generalizada campaña
de violencia y terror que ha amortiguado los efectos de las
medidas de fuerza del Presidente Alberto Fujimori.
En lo que respecta a Argentina estamos en presencia de un Gobierno,
el del Presidente Carlos Menen, que accedió al poder
en medio de una crisis financiera desatada por la hiper inflación
que padeció ese país. En el caso de Brasil se
trato de una crisis institucional que provoco la destitución
del Presidente Fernando Color de Melo.
En la República Dominicana no existe ninguna crisis ni
económica ni institucional ni política que justifique
la prolongación del Gobierno en violación de un
pacto que como el De la Democracia es un compromiso sagrado
de sus signatarios y de la sociedad civil.
Tal pretensión conduciría inevitablemente a una
confrontación entre el Acuerdo de Santo Domingo y el
Gobierno de Leonel Fernández que nosotros consideramos
que quebraría el clima de dialogo y de respetuosa convivencia
que hemos mantenido durante los últimos seis meses.
Creemos que las reformas a hacer son aquellas dirigidas a ampliar
la democracia pero no a enturbiarla. Estamos convencidos que
solo la observancia de la no reelección hara posible
la celebración de elecciones ejemplares porque a un presidente
que no este comprometido en un proceso continuista solo le interesa
el reconocimiento de la historia o el de su pueblo a través
de actuaciones equilibradas e imparciales.
Antes que involucrarnos en políticas contrapuestas que
serán sin duda alguna fuente de conflictos futuros, debemos
buscar las coincidencias con el Gobierno y el Partido Reformista
y junto con nuestros aliados del Acuerdo de Santo Domingo para
la ejecución de medidas de afianzamiento de la gobernabilidad
de la nación, de medidas en beneficio de los mas necesitados,
de medidas que amplíen y protejan los intereses nacionales.
Deberíamos coincidir en tareas como la del conocimiento
de las reformas a la Ley Electoral y el Consejo Nacional de
la Magistratura, la Reforma Judicial, la Ley de la Electricidad,
la Ley de Educación, la Ley de Salud, la Ley de Presupuesto
y otros aspectos que precisan que sean solucionados. En este
sentido el PRD cree oportuno reiterar nuestra propuesta en favor
de la descentralización administrativa del país
compartida por el PLD.
Un punto fundamental de la descentralización se refiere
al Distrito Nacional, erigido en la categoría de la mayor
metrópolis del Caribe insular y de Centroamérica,
con una población de aproximadamente 2 millones 400 mil
habitantes y un electorado de mas de un millón de votantes.
El Distrito Nacional se ha convertido en una unidad administrativa
ingobernable que no se corresponde con su división política
nominal, ya que su zona urbana ha desbordado sus antiguas secciones
que han pasado a ser parte integrante de esta aglomeración
de pobladores.
Los Minas, Manoguayabo, Los Alcarrizos, Villa Mella, La Victoria,
Boca Chica, han dejado de ser secciones para convertirse en
ciudades mas grandes que la mayoría de los municipios
del país y que muchas cabeceras de provincias.
Sin embargo, ninguna de ellas tiene un gobierno mínimo
para la realización de los servicios esenciales de que
disponen los Distritos Municipales mas pequenos en las lejanas
poblaciones de la frontera.
Es evidente que el Ayuntamiento del Distrito Nacional no puede,
con los servicios centralizados de que actualmente dispone,
atender debidamente los reclamos de los moradores de las viejas
y nuevas comunidades que la política de construcción
del Presidente Balaguer elevo a la categoria de ciudades perifericas
que requieren de gobiernos locales con servicios especializados,
Es por ello que me permito someter a la consideracion del Comite
Ejecutivo Nacional y del pais una propuesta para dividir el
Distrito Nacional en cuatro gobiernos locales que abarcarian
la ciudad propiamente dicha ubicada en la parte occidental del
Rio Ozama; Santo Domingo Oriental abarcando todos los barrios
ubicados en la orilla oriental del Ozama y mas alla; Santo Domingo
Norte que comprenderia Villa Mella, La Victoria, Sabana Perdida,
Hacienda Estrella, Guaricano y otros barrios y Santo Domingo
Oeste que incluiria Los Alcarrizos, Manoguayabo, Pedro Brand
y otros.
Proponemos que tales divisiones administrativas lleven el nombre
basico de Santo Domingo y que tal como sucede con los municipios
del interior, los Ayuntamientos electos por el voto directo
de los ciudadanos en cada una de estas unidades, queden facultados
para designar sindicos y regidores en las comunidades enmarcadas
dentro de estas aglomeraciones urbanas tal como sucede con la
designacion de las Juntas de Distrito de la actualidad.
Esta reforma electoral, urbana y administrativa debe hacerse
con caracter inmediato, ya que los Ayuntamientos que elegiremos
el año que viene se extenderan hasta el ano 2002, tiempo
que la ciudad de Santo Domingo no puede aguardar en medio del
caos urbano que la caracteriza.
Estas ideas tuve el placer de discutirlas con el Presidente
Leonel Fernandez, quien me expreso su completo acuerdo con las
mismas y su disposicion de trabajar conjuntamente por su materializacion
con el PRSC y nuestros aliados del Acuerdo de Santo Domingo.
Igualmente le expusimos al Dr. Joaquin Balaguer estos proyectos,
quien los escucho con atencion, y asi tenia que ser, porque
entre los meritos que hay que atribuirle al ex mandatario uno
es el de ser el maximo contribuyente a la conversion de Santo
Domingo en una verdadera metropolis moderna.
El PRD viene estudiando esta situacion tanto a nivel partidista
con una comision que preside Tirso Mejia, como a nivel del Ayuntamiento
que dirige el compañero Rafel Subervi.
Lo importante ahora es que la Comision Politica llegue a acuerdos
con las demas fuerzas partidistas de la nacion y se puedan realizar
las reformas legales necesarias para viabilizar la descentralizacion
del Gobierno de la capital.
La proximidad del proceso electoral del ano 1998 nos obliga
a hacer algunas referencias a las decisiones y medidas que deben
adoptar el Partido Revolucionario Dominicano y el Acuerdo de
Santo Domingo para asegurarse una participacion destacada en
ese evento.
El buen juicio indica que ninguna cosecha importante lograra
el mejor de los agricultores si previamente no desbroza el campo
de malezas, abre los surcos, asegura el regadio y almacena la
buena semilla.
Arrojar la simiente sobre un terreno que no ha sido adecuadamente
preparado tendra siempre como resultado una mala cosecha, que
es lo que precisamente se venia haciendo en el PRD.
Tras las elecciones de 1996 el Partido estaba en la obligacion
de pasar revista, reestructurar sus cuadros, atraer nuevos talentos,
sustituir algunos dirigentes que tuvieron actuaciones desacertadas.
reconstruir sus Comites de Base y hacer un auto examen de pasadas
actuaciones. Nada de eso se ha hecho, contrariamente a las recomendaciones
hechas por mi ante el ultimo Comite Ejecutivo Nacional.
Sin la adopcion de ninguna medida de preparacion del Partido
para un evento tan delicado como una campaña por la candidatura
presidencial, en nuestra organizacion ha habido claros aprestos
para la restauracion de las desaparecidas tendencias, incursiones
indebidas de dirigentes en organismos sobre los cuales no tienen
ninguna autoridad, tentativas evidentes de desarticulacion de
organismos y Frentes de Masas como la Comision de Finanzas,
Fedomusde, la Juventud y el Frente Agropecuario para ponerlos
al servicio de precandidaturas anticipadas con evidente abandono
de las tareas institucionales .
Las tendencias han dejado una lista tragica de sucesos luctuosos
en la historia de nuestra organizacion.
Tras la dinamizacion inicial que les impartieron a nuestro partido,
tuvimos que lamentar despues una serie de hechos que practicamente
provocaron la disolucion de nuestra organizacion entre las cuales
cabe citar las amargas confrontaciones entre nuestros precandidatos,
la triste enemistad entre lideres que nos tratabamos como hermanos,
el suicidio del Presidente Antonio Guzman, la ridicula duplicidad
de presidencias del Senado, los vergonzosos tiroteos del hotel
Dominican Concorde y de un cine en Santiago, la congelacion
de la legalidad del partido por parte de la Junta Central Electoral,
el surgimiento del Bloque Institucional como medida extrema
para restaurar el liderazgo legitimo de la organizacion, la
derrota electoral de 1986, el fratricida enfrentamiento entre
el Lic. Majluta y nosotros y la division que significo la creacion
del Partido Revolucionario Independiente. Por tales motivos
fueron prohibidas las tendencias y jamas permitiremos su reactualizacion.
Comprendemos que la dolencia fisica que me ha afectado y el
hecho cierto de haber sido candidato presidencial en tres oportunidades,
tiene necesariamente que despertar inquietudes y la iniciacion
de la busqueda del liderato de transicion que asegure la continuidad
de nuestra organizacion.
Somos los primeros convencidos de que los hombres son pasajeros
y las instituciones permanentes y que por consiguiente la suerte
del PRD no puede depender de los vaivenes de la salud de su
lider.
Sin embargo, la precipitacion en la formacion de un nuevo liderazgo
en el partido puede conducir a divisiones lamentables.
Creemos ciertamente que el PRD necesita una profunda renovacion,
desde la base hasta la cuspide; que se hace indispensable la
celebracion de una Convencion Nacional que incorpore a nuestra
direccion nuevos valores, principalmente procedentes de la juventud,
los profesionales, los intelectuales, las mujeres del movimiento
comunitario y trabajadoras.
Tenemos que aplicar cumplidamente el principio "Lo Mejor
de lo Viejo y lo Mejor de lo Nuevo", entendiendo que la
maxima direccion del PRD esta constituida por hombres y mujeres
de 50 años en adelante y que se hace indispensable para
sintonizarnos con los sentimientos de la poblacion joven del
pais que a la maxima direccion accedan jovenes lideres, hombres
y mujeres con la capacidad y el entendimiento necesarios para
desempeñarse junto a los dirigentes veteranos que han
construido nuestra organizacion.
Este proceso de renovacion tiene que ser gradual y abarcar determinadas
fases. Puesto que la inminencia de las elecciones de 1998 no
nos permitiria la celebracion de una Convencion Nacional Ordinaria
para la eleccion de dirigentes y las asambleas para la eleccion
de candidatos, proponemos que en los proximos 60 dias se lleve
a cabo una reestructuracion general consistente en rehacer y
completar los organismos de base municipales, zonales y Frentes
de Masas existentes al dia de las elecciones de 1996. Esta reestructuracion
debe hacerse a traves del voto mayoritario de los organismos
del Partido y el trabajo institucional de los mismos sin intervencion
de precandidatos a cargos electivos de ninguna clase.
La reestructuracion de los organismos debe comportar la separacion
temporal de sus cargos de los Presidentes de Consejos Regionales
que se hayan dedicado a labores fraccionales en favor de determinadas
precandidaturas presidenciales e igualmente lo mismo debe hacerse
con los Presidentes de Comites Municipales y Zonales que hayan
incumplido sus obligaciones para dedicarse a promocionar indebidamente
candidaturas extemporaneas.
EL proceso de seleccion de los candidatos del Partido requiere
de autoridades independientes e imparciales que solo respondan
a los mandatos supremos de su organizacion.
Con mayor rigor deben ser tratados aquellos compañeros
que se hayan convertido en peones politicos al servicio de personas
o grupos.
Todo el que cobre un sueldo en las filas del PRD por cuenta
de un precandidato sin prestar una labor institucional, incurre
en una grave falta asimilable a la corrupcion que debe ser castigada
con sanciones ejemplarizadoras. Las bases del partido deben
mantenerse vigilantes rechazar a los que incurran en esos errores
y deben negarle su voto en la proxima Convencion.
Completada la reestructuracion, el fortalecimiento de los Comites
Municipales y Zonales con nuevos dirigentes siempre que tengan
el apoyo de la Comision Politica, debemos proceder a la apertura
de las campañas internas para promocion de precandidatos
para los cargos municipales y congresionales en todo el territorio
nacional.
El periodo de promocion de candidaturas duraria entre 3 y 4
meses en tanto que las elecciones de candidatos se harian a
partir del mes de octubre de este ano a fin de que las desavenencias
naturales que estas competencias causan se resuelvan rapidamente
y estemos en condiciones de iniciar unitariamente la batalla
electoral del año que viene.
Aunque la Comision Politica ya designo una comision redactora
de los Reglamentos que deben regir la seleccion de candidatos,
es importante que recalquemos que a partir de este momento el
Comite Ejecutivo Nacional debe aprobar que el pago de la cuota
a partir del 1o. de enero a todos los niveles de nuestra organizacion
es un requisito fundamental para acceder a una candidatura.
Esta cuota debe ser calculada tomando en cuenta las posibilidades
de los compañeros a contribuir de acuerdo a su capacidad
económica.
La Comision Redactora de los Reglamentos ha propuesto que la
mitad de los candidatos congresionales sea escogidos por la
Comision Politica y que asimismo en la boleta electoral del
Partido esten representados los Frentes de Masas, la Juventud,
Sindical, Agropecuario, Barrial y Comunal, Profesionales y Tecnicos,
Cultural y magisterial sin que esta representacion se tenga
que circunscribir a la alta direccion, pudiendose cumplir con
ella en cualquier municipio del pais donde un miembro de estos
organismos sea seleccionado.
Entendemos, sin embargo, que una responsabilidad como es la
seleccion de los candidatos de la direccion debe ser realizada
por el Comite Ejecutivo Nacional a propuesta de la Comision
Politica ya que el reducido numero de miembros de este organismo
no garantiza una escogencia suficientemente democratica.
La Comision Nacional de Finanzas debe encargarse del cumplimiento
de la obligacion de la cuota al igual que los Sindicos perredeistas
en relacion con los militantes que trabajen bajo sus ordenes
tal como lo viene haciendo disciplinariamente el Dr. Rafael
Subervi Bonilla.
Contrariamente al proceder de los militantes que trabajan en
el Ayuntamiento del Distrito Nacional, tenemos que lamentar
que los legisladores no estan cumpliendo con su deber de contribuir
al sostenimiento de nuestro partido no obstante ser los militantes
mejor pagados de la organizacion.
La Comision de Control debe reestructurarse para impedir que
el que no pague su cuota sea candidato.
Las elecciones municipales y congresionales de 1998, como todos
los procesos electorales, seran causa de alegrias y desalientos
conforme a sus resultados y todo proceso electoral siempre es
seguido de un periodo de pausa y distencion. Agreguese a estos
inconvenientes para la reapertura de la campaña presidencial,
el hecho de que los tres meses que discurren entre la eleccion
y la toma de posesion de las nuevas autoridades municipales
y legislativas es un tiempo de organizacion de los nuevos equipos
de trabajo que repele las convulsiones de una campana interna.
Es por ello que solo unos seis meses despues de las elecciones
municipales y congresionales pueden llevarse a cabo de manera
simultanea la Convencion Nacional para las elecciones de una
nueva direccion y la eleccion de los candidatos a la Presidencia
y a la Vicepresidencia de la Republica a finales de 1998.
La Comision de los Cinco ha realizado una estupenda labor en
estos meses de mi forzada ausencia del pais. Han actuado sus
miembros con lealtad, diligencia, patriotismo en favor de la
institucionalidad democratica de nuestra nacion y de la unidad
del Partido. El proceso convencional exigira que cada Comite
Municipal o Zonal designe una Comision parecida integrada por
compañeros y compañeras independientes encargada
de la administracion de los procesos convencionales.
La Convencion Ordinaria del PRD, al propio tiempo que elegir
los candidatos de la organizacion, debe escoger un nuevo Comite
Ejecutivo Nacional y Comites Municipales mucho mas reducidos
y a un nuevo Presidente puesto que sera este mi ultimo periodo
como maximo dirigente del Partido Revolucionario Dominicano.
Al final del presente mandato, mi carrera politica se habra
extendido por casi 40 anos, que es el tiempo necesario para
una fecunda carrera politica.
No he alcanzado la Presidencia de la Republica, pero entiendo
que mayor honra que la que confiere llegar al solio presidencial
es el amor entrañable del pueblo y el reconocimiento
internacional. Mi sucesor debe ser la persona escogida por el
partido para regirlo junto a los nuevos y viejos lideres del
nuevo milenio.
Liberada mi alma de toda ambicion, decidido a propiciar el surgimiento
del liderazgo de relevo, nunca sere ajeno a los reclamos del
deber y del patriotismo y siguiendo el ejemplo de Cincinato
estare presto a acudir a ocupar mi lugar en cualquier circunstancia
en que la patria y el partido exijan mi presencia en el combate
por la democracia, la independencia y la libertad. Mientras
tanto, conservare plenamente mis facultades, sin permitir mengua
de mi autoridad ni de los organismos calificados del Partido.
La regla fundamental que garantizara la renovacion del PRD y
la eleccion de representantes autenticos de la voluntad popular,
es el voto directo de todos los militantes.
Mis palabras finales van dirigidas a los compañeros Hipolito
Mejia y Rafael Subervi, los dos precandidatos mas visibles para
las elecciones del año 2000.
Es cierto que en las filas del PRD se han desarrollado otras
personalidades de las que es un buen ejemplo la compañera
Milagros Ortiz Bosch y otros legisladores y dirigentes que vienen
descollando en el Congreso Nacional, en los Frentes de Masas
y en la maxima direccion del partido.
Cualquiera de esos compañeros reune cualidades y meritos
para ser Presidente de la Republica, pero su escogencia o la
de cualquier
otro, debe ser el resultado del trabajo que realice en los proximos
tres años porque nadie sabe que situacion politica tendremos
en 1999 ni como evolucionaran las simpatias del electorado.
Al compañero Fello Subervi le esperan sus mejores dias
como Sindico del Distrito Nacional con el aumento significativo
del Presupuesto y al compañero Hipolito Mejia con el
crecimiento que viene teniendo el Partido en la region del Cibao
de donde es oriundo.
Hay otra razón de peso que impone la celebración
de la Convención en el tiempo propuesto y es la necesidad
de que los nuevos lideres del Partido se involucren como candidatos
en las elecciones Congresionales y Municipales ya que los perredeistas
y acuerdistas no podran contar con mi candidatura para ninguna
posicion electiva ni ahora ni despues.
Lo que le conviene a la democracia interna del PRD es que Rafael
Subervi, Hipolito Mejia o cualquier otro candidato que surja
en el futuro se midan en igualdad de condiciones sin que ninguno
este colocado en una posicion de poder que le confiera ventajas
transitorias.
Lo que le conviene al PRD es crecer, acrecentar sus fuerzas
y es para ello que hemos creado, con el apoyo del Comite Ejecutivo,
el Comando de Crecimiento, a fin de que toda una nueva vocacion
politica encuentre paso franco en la participacion politica
partidista.
El Comando de Crecimiento es una avanzada del PRD cuya mision
fundamental es el reclutamiento de nuevos valores, lideres y
militantes que se incorporen a las gloriosas filas del Partido
Revolucionario Dominicano.
El proyecto de Reglamento preparado por la Comision designada
por la Comision Politica instituye la encuesta como requisito
complementario para la escogencia de nuestros candidatos ya
que no bastara el liderazgo partidista si este no se amplia
con el liderazgo que el candidato debe tener en el seno de la
sociedad.
Un punto que debe ser discutido con toda la delicadeza necesaria
es el de las alianzas. El PRD esta en el deber de renovar su
alianza dentro del Acuerdo de Santo Domingo, el PRI y los demas
partidos que nos apoyaron en las ultimas elecciones.
El aumento del numero de candidaturas en determinadas demarcaciones
como el Distrito Nacional y las principales provincias del pais
facilitara esta tarea.
No debemos olvidar que los 150 mil votos del Acuerdo de Santo
Domingo son imprescindibles para completar la victoria de muchos
diputados, senadores y sindicos en provincias y municipios donde
la victoria se logra por estrecho margen.
De manera que si sabemos negociar sin dar mas de lo debido,
la alianza es susceptible de producir los cargos que aparentemente
nuestro Partido resignara.
La complejidad de los problemas nacionales requiere que el país
sea gobernado por más de una fuerza política como
es el caso del Acuerdo de Santo Domingo, alianza que es resultado
de la capacidad de consenso y concertación del mas grande
partido de la nación.
La última encuesta ordenada por la presidencia del Partido
revela claramente que el PRD está colocado en un ventajoso
primer lugar para las elecciones del año que viene.
Del trabajo, la disciplina y el fervor de ustedes dependerá
que conservemos una posición preeminente en la política
nacional.
Este discurso quedaría incompleto si no mencionáramos
la crisis de las relaciones Domínico-Haitiana.
El hecho de no ser Presidente de la República y encontrarme
desde hace varios meses fuera del país, han liberado
al Partido Revolucionario Dominicano y a su líder de
la segura acusación de ser los responsables de la numerosa
población haitiana residente en nuestro país.
Esta circunstancia hubiera implicado que en estos momentos se
nos estaria responsabilizando de favorecer los intereses de
la Republica de Haiti en perjuicio de la soberania de la Republica
Dominicana.
Pero las realidades son realidades. La población haitiana
residente en el país ingreso fundamentalmente bajo los
ultimos gobiernos del Dr. Joaquin Balaguer para trabajar en
la industria de la construcción, la industria azucarera
y sustituir una parte importante de la mano de obra nacional
en la economia agropecuaria, fundamentalmente en la recolección
de la cosecha de café, cacao, tabaco,arroz y frutos menores.
Esta es una realidad superior a los impetus nacionalistas del
Gobierno que mientras deporta ciudadanos haitianos, por otro
lado importa braceros acompañados de sus familias para
el corte de la cana en los ingenios del Consejo Estatal del
Azucar.
Más que contribuir a resolver el problema de los indocumentados
haitianos, la amenaza de 15 diputados de ese país de
romper las relaciones diplomaticas con la República Dominicana
y deportar a todos nuestros nacionales con residencia en Haiti,
solo puede llevar este conflicto a extremos que los moderados
de ambas naciones tendriamos que lamentar. Reclamamos de los
legisladores y políticos haitianos la necesaria prudencia
para evitar una crisis irremediable en las relaciones entre
nuestros dos paises.
Este es un problema que tiene que ser encarado con objetividad
entre dos gobiernos democraticos
El Gobierno de la República Dominicana y el de la republica
de Haití deben ponerse de acuerdo para negociar un convenio
que permita que las personas que ingresen al territorio nacional
con fines de prestar servicios en los sectores mencionados lo
hagan con un permiso temporal, por tiempo limitado, tras cumplido
lo cual el beneficiario debe retornar a su país.
Igualmente el Gobierno Dominicano debe precisar claramente las
circunstancias en las cuales debe ejercer el derecho de repatriar
ciudadanos extranjeros que intenten penetrar ilegalmente por
su frontera, mediante un acuerdo que abarque al mismo tiempo
todos los aspectos de la problematica dominico haitiana, lo
que es un derecho que incumbe a toda nacion soberana.
Sin embargo, mientras no se establezcan reglas claras, de nada
le servira al gobierno peledeista deportar haitianos ni levantar
en el estilo de la extrema derecha dominicana la bandera del
nacionalismo cuando en muchos casos los deportados regresaran
inmediatamente al pais contratados en unos casos por el mismo
Gobierno o favorecidos y empleados por sus patronos que no pueden
prescindir de sus servicios ante la imposibilidad de encontrar
en el mercado laboral dominicano los brazos que faltan para
la produccion nacional a tan bajo costo.
La contradicción de esta posición falsamente nacionalista
es tan evidente que mientras por una parte se trata de justificar
esta politica de deportaciones, en las construcciones que realizan
empresarios peledeístas que son funcionarios del Estado,
es evidente la presencia de mano de obra haitiana.
El sufrimiento físico sublima los seres humanos alejándolos
de los oropeles y glorias pasajeras del mundo, para acercarlos
mas a Dios, a la virtud, al bien y al amor a sus semejantes.
Esta transformación espiritual la hemos experimentado
durante estos meses de dolores y pruebas en que hemos resistido
los embates de la muerte.
Creo que nadie puede suponerme después de la purificación
que en todo ser humano causan tantas vicisitudes, ningún
apetito material ni personal que me obligue a suplantar el interés
nacional y la verdad por ninguna otra consideración.
Completada en gran parte mi carrera política, solo me
falta asegurar la transición del liderazgo del PRD y
contribuír a llevarlo nuevamente al poder mientras que
para mí sólo aspiro a la tranquilidad de conciencia,
al respeto del pueblo y a la piedad y el perdón de Dios.
Al despedirme de ustedes y del pueblo dominicano desde la hospitalaria
Ciudad de los Rascacielos, corazón financiero del mundo
y nuevo hogar de un millón de dominicanos, les hago llegar
las flores lozanas de mi gratitud y del inmenso amor que llevo
en lo más profundo del alma en tributo a la nación
y al pueblo que me han dado liderato, lustre y nombre.
Dr. José Francisco Peña Gómez
Presidente del Partido Revolucionario Dominicano.