El Centro Cultural Rodrigo de Bastidas y la Secretaría de Estado
de Cultura dieron apoyo una vez más a la singular artista Cornelia
Hernández, en la muestra de un repertorio de cuadros que plasman
su sentir ante diversas etapas y creencias en su vida.
La apertura de la exposición fue inaugurada con la presencia
de familiares que junto a Ignacio Nova, asesor de arte de la Secretaría
de Estado de Cultura y responsable del Centro Cultural, auguraron éxito
a la joven artista que dio los toques de sus primeras pinceladas en
la Universidad Pedro Henríquez Ureña.
Ignacio Nova afirmó que el verdadero artista se reconoce en el
asomo de un simple trazo, imprime su alma sin miramientos, de forma
directa o evasiva, terminada o bullente, pero cierta. Tiene una personalidad
llena, a la vez de sentimientos y contenidos fuertes, al tiempo que
de una ternura contenida abiertamente femenina, busca el espacio y el
tiempo para proyectarse verdaderamente.
Con la exposición, la pintora nos traslada a su mundo interior,
aspectos vivísimos de la cultura que han dejado una huella de
tristeza y esperanza que gotea traslúcida sin intermediaciones
a la pintura que hoy apreciamos.
Cornelia, con sus dramas, rituales, tabúes y autopercepciones,
experiencia onírica y simbólica, convence de que se acerca
a la pintura por instinto de supervivencia, como razón esencial
de su vida.
Obras expuestas
Clamando piedad, Aguila, El bufón
y la máscaras, Opera, Después de una caricia, Renacer,
Como si fuera ayer, Soñar danzando, Mujer de fuego; El espectro,
señor de mis sueños; Despidiendo el pasado, Por el quinto
sueño, Lo que vi en un árbol, Despertando el océano,
Rapto de una cortesana, Cabalgando al paraíso, Extremaunción,
El que es, En la espera, Complemento, Pase de pecho; Me quiere; no me
quiere, Bodegón con sandia, Una tarde cualquiera, Camino al paraíso,
Un pedacito de mar, y remolino.
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