En
otra ocasión, ante los reclamos y protestas de sectores
opositores, opuestos a sus iniciativas gubernamentales, calificada
de política de barrilla y cemento, rompió su habitual
y prolongado silencio y se declaró; ciego, sordo y mudo.
Agregando que sus obras eran más importante que su vida.
Es
justo reconocerle que trasformó la estructura en que estaba
sustentada la economía de la República Dominicana,
que de un país, que su producto bruto interno (PBI), era
proveniente fundamentalmente del café, el cacao y la caña
de azúcar, al final de su dilatada carrera como gobernante,
las columnas de la economía nacional eran; las zonas francas,
el turismo, la industria y los servicios.
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