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Balance de la Economía Dominicana en el 2000 (Cepal)

República Dominicana


La actividad económica creció 8.5%, impulsada por las comunicaciones (14%), la manufactura (12%) y el turismo (11%), pese al aumento de los precios del petróleo que dificultó la política macro-económica. El desequilibrio fiscal se incrementó a 1.5% del PIB, mientras la tasa de inflación se elevó a más de 8%, por encima de la registrada en 1999. El resultado global de la balanza de pagos fue negativo, lo que obedece al déficit en cuenta corriente (6% del PIB y 3 puntos porcentuales por encima de lo programado) que no fue compensado por los flujos de capital.
El nuevo gobierno que asumió en agosto, propuso una reforma del Estado basada en la descentralización, el fortalecimiento de las instituciones y la racionalización de las finanzas públicas a través de una mayor presión tributaria y el aumento del gasto social.
El déficit fiscal del gobierno central representó 1.5% del PIB, un punto porcentual más que en 1999. Los ingresos crecieron casi 10% en términos reales, mientras que los gastos se elevaron en más de 16%. Casi todos los ingresos tributarios y no tributarios crecieron en consonancia con el dinamismo de la actividad económica. La excepción fue la recaudación del diferencial del petróleo (el margen que percibe el gobierno por la comercialización de los combustibles). En el 2000 esa recaudación se redujo (-47% en enero-octubre), dado que el alza de los precios de los hidrocarburos no se trasladó por completo a los precios internos. Frente a esa situación se estableció un impuesto fijo por galón de combustible y se elaboró el proyecto de ley tributaria para los combustibles fósiles y derivados del petróleo para regular su mercado.

En la evolución de los gastos se destacan los gastos corrientes que recibieron un impulso a principios de año para luego ser reducidos por las nuevas autoridades con el fin de contraer la demanda agregada y frenar posibles presiones inflacionarias. Por su parte, la expansión de los gastos de capital respondió en los primeros meses del año a objetivos de manutención de la infraestructura productiva y a obras destinadas a terminar proyectos en curso (vías de comunicaciones, edificaciones y obras urbanas). Posteriormente las nuevas autoridades decidieron desacelerar el ritmo de la inversión gubernamental como parte de su programa inicial de austeridad.
El proyecto de reforma fiscal contenida en la Ley de Reforma Arancelaria y Compensación Fiscal contempla aumentos en la tasa del impuesto a la transferencia de bienes y servicios de 8% a 12%, extensiones en su ámbito de aplicación; modificación de la tasa de los impuestos selectivos e imposición de nuevos gravámenes a las viviendas de lujo y los ingresos de las empresas.
En respuesta a los desequilibrios fiscal y externo, la política monetaria fue restrictiva durante la mayor parte, por lo que se elevaron los tipos de interés y se mantuvo la comisión cambiaria para hacer frente a la factura de la deuda externa. Las nuevas autoridades adoptaron una política cambiaria de depreciación paulatina. Hacia finales de año relajaron parcialmente la política monetaria para evitar una severa desaceleración de la actividad productiva.
La disponibilidad de reservas internacionales permitió mantener constante el tipo de cambio oficial entre febrero y septiembre, pero luego comenzó un deslizamiento, por lo que esta cotización resultó más atractiva para sectores con obligatoriedad de canje de divisas. En tanto, el tipo de cambio de mercado no sufrió variaciones de magnitud.
En política comercial se aprobó el reglamento de la ley de reactivación y fomento de las exportaciones y concluyeron las negociaciones del protocolo de implementación para el establecimiento del acuerdo de libre comercio entre la República Dominicana y la Comunidad del Caribe.
Dentro del proceso de reformas, se decidió revisar los contratos de capitalización de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE). Se estableció además que las operaciones de venta, concesión o traspaso de los bienes e inmuebles de las empresas estatales deben contar con la autorización de la Comisión de Reforma de la Empresa Pública.
El aumento de la demanda agregada (9%) estuvo encabezado por el consumo (11%) que respondió a la mayor actividad económica, las transferencias unilaterales y las importaciones. En tanto, las exportaciones se incrementaron en 8%. La inversión se desaceleró por la disminución de la inversión gubernamental y el aumento de los tipos de interés reales.
La agricultura (6.9%) se vio beneficiada por la expansión de la capacidad productiva, la rehabilitación de plantaciones, y condiciones climáticas favorables. La minería respondió (18%) al alza del precio del níquel en los primeros meses del año.
El desempeño manufacturero (12%) se sustentó en la mayor disponibilidad de materias primas y eficiencia de los procesos productivos, y la ampliación de la capacidad productiva. Las zonas francas (8%) respondieron a las expectativas generadas por la entrada en vigor a partir de octubre de la ampliación de los beneficios otorgados por la Iniciativa para la Cuenca del Caribe. Se aprobó la instalación de 85 empresas que generarán 30,000 nuevos empleos.
El sector de la construcción mostró una desaceleración debida a la política de restricción del gasto público. La construcción privada se vio afectada por la política monetaria restrictiva. El sector turismo (10%) respondió a aumentos en el número de visitantes y en el gasto turístico promedio, y las comunicaciones (14%) a la expansión de las conexiones residenciales.
El alza de la tasa de inflación de 5% en 1999 a 8.1% en 2000 se debió al ajuste de los precios de los carburantes y a laentrada en vigor de la ley de hidrocarburos. La política monetaria restrictiva y la estabilidad cambiaria evitaron la propagación de los impulsos inflacionarios. La tasa de desempleo se mantuvo constante (13.9%).
El balance global registró un saldo negativo debido al déficit en cuenta corriente, que fue de 6%del PIB, (casi el doble del registrado en 1999). Las exportaciones de bienes (12%) respondieron al dinamismo de las zonas francas (10%). Las tradicionales (25%) se sustentaron en las ventas de ferro-níquel y café, ya que el cacao, el tabaco, el azúcar y sus derivados disminuyeron a causa de la caída de sus precios internacionales. Las importaciones se expandieron en 21% en razón de las mayores compras externas de carburante (23% del total).
La balanza de servicios no factoriales mostró un superávit de 1,850 millones de dólares por el dinamismo del sector turismo. Las remesas (4%) obedeció directamente a la expansión de la economía de los Estados Unidos.
El resultado de la cuenta financiera y de capital (1,015 millones de dólares) se sustentó en flujos de inversión extranjera directa menores a los del año anterior (1,338 y 1,005 millones de dólares en 1999 y 2000) y que no compensaron el déficit en cuenta corriente. Luego del fuerte impulso proveniente de los recursos aportados por inversionistas extranjeros al proceso de capitalización de la Corporación Dominicana de Electricidad en 1999, los flujos de inversión extranjera han retornado a niveles acordes con el desempeño de la economía.
La deuda externa pública global fue de 3,720 millones de dólares (19% del PIB) y el servicio de la deuda fue 13% superior al del año anterior, lo que refleja el pago de las obligaciones externas diferidas por los miembros del Club de París en 1998 debido a los daños causados por el huracán Georges.


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