Para quien viaja por primera vez al Caribe, terminada la agitación
de los preparativos, iniciará la del viaje aéreo,
a menudo rica de pequeñas anécdotas inolvidables.
Cuando ya próximos al aeropuerto de Santo Domingo u otro
aeropuerto de la isla, escuchen por el altoparlante, por enésima
vez, la voz del comandante anunciar:
“Estamos llegando a Santo Domingo. Dentro de 3 minutos
aterrizaremos en el aeropuerto de Las Américas. El tiempo
es óptimo, la temperatura es de 28º C, la humedad
relativa del aire de 80 %. Les agradecemos por haber volado con
nosotros. Buenas vacaciones”, el corazón se les
llenará de emoción y comenzará la agitación
de la llegada.
Vuelta final para la alineación del aterrizaje; las ruedas
se posicionan rumorosamente y se enganchan; los motores disminuyen,
los latidos del corazón se aceleran; reina el sinlencio,
el vuelo ahora es casi a vela.
Se deciende, se deciende, en espera.... el avión siempre
más lento; en espera,..... en espera de oir las ruedas
del avión tocar el suelo; en espera...., la respiración
sostenida..., las ruedas cencerran y tocan la pista.
Rumores y vibraciones impensables, se vuelve a respirar y el corazón
se tranquiliza, comienzan los comentarios y el griterío
aumenta.....ahora, todos sabían! El aplauso deberoso y
liberatorio al piloto que nos ha llevado en vuelo.
Acercándose a la terminal, inicia la inmarcable e injustificado
asalto a las maletas, el avión se para. Se engancha la
trompa, se abre la ventanilla y se desfila delante de las impecables
azafatas, la sonrisa relajada y afable que auguran: Buenas vacaciones.
Ahora ya están en la República Dominicana, entonces:
¡¡ Bienvenidos en el encanto del Caribe !!
Tierra
de sorpresas, de cosas estupendas y de cosas absurdas, la tierra
que nosotros definimos como: “ del exámen de
consciencia”:
“Llegó, amaneció y ..... se quedó” |