Las
Joyas
El
larimar es un silicato de calcio hidratado, una piedra
que puede alcanzar una gran dureza.
"Es compleja porque tiene muchos colores: blanco, jaspeado,
azul intenso -indica Jorge Caridad-. Por eso se corta con discos
diamantados y se le dan las ligas para obtener el brillado;
después se confecciona la joya".
Lo
primero es la selección y clasificación del larimar
semiprocesado por tamaño, color, formas y otras características.
El proceso continúa con el pulido, con el que los fragmentos
adquieren el brillo que acrecienta su belleza natural.
"El último y más difícil paso es la
transformación de la piedra en la joya final. Antes de
engarzarla, el orfebre ha debido idear el soporte que le corresponde.
Es el propio mineral el que en múltiples ocasiones hace
que la creatividad del artista se despierte".
Los
soportes más empleados son básicamente con
plata y oro, pero también se utiliza bronce, cobre,
ámbar o concha.
¿El resultado final?
Siempre el mismo: una preciosa pieza de
arte.
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