Las
Minas
Las
minas de Larimar se encuentran en la carretera que va de
Barahona hacia Pedernales, se toma un desvío para
10 kilómetros adentro de las montañas llegar a
Los Checheses.
Solamente uno puede llegar en vehículo de doble tracción,
atravesando baches y peñascos, a muy baja velocidad.
Por suerte, la temperatura se va suavizando a medida que uno
sube, y ya en el paraje, se siento un frescor reconfortante,
en contraste con las altas temperaturas de Barahona, al que
se unen los bellos paisajes que uno va dejando atrás.
En
total casi 40 minutos que cada día los mineros emplean
para llegar a su trabajo. Una labor, dura y poco reconocida.
Porque todavía trabajan, cabando pozos y ojos, con herramientas
sencillas y muy primitivas. La explotación de esta mina
obliga a seguir el rastro mediante excavaciones cada vez con
mayor profundidad.
La
historia de la explotación del Larimar, que comenzó
en el año 1975, en la República Dominicana
no ha estado exenta de conflictos. Según relato, hay
una persona, Julio López, que fue especialmente
perjudicada por la expropiación de los suelos del yacimiento.
"El gobierno de Jorge Blanco le expropió los terrenos
y se los dio a la cooperativa. Él compró su tierra
y él mismo sacaba sus piedras. Formaron una cooperativa
y lo forzaron a la expropiación".
Después,
en el año 1988, surge un problema porque entre
la Cooperativa de Producción y Procesadores de Larimar,
que tenía desde 1984 bajo su responsabilidad los derechos
de explotación de la mina de Bahoruco y la compañía
privada Consorcio Larimar (COLARSA), se suscribió un
contrato con una duración de 20 años para que
esta última compañía explotara los yacimientos.
Entonces,
los artesanos dominicanos, organizados en la Asociación
Nacional y abanderados por el propio Caridad, se opusieron a
este contrato porque "perjudicaba sus intereses" y
porque entendían que "los talleres de los procesadores
iban a desaparecer en pocos días".
Además,
los artesanos entendían que con la concesión se
iba a crear un monopolio en provecho de una compañía
privada con un recurso natural del país. La Asociación
pidió la intervención del Arzobispo de Santo Domingo
y del propio Presidente de la República, en aquel entonces
Joaquín Balaguer. Finalmente el desacuerdo se resolvió.
En
la actualidad, la mina es explotada por la Cooperativa de Extractores
y por la Asociación de Extractores, la primera en el
Paraje de Los Checheses y la segunda en el de Las Filipinas,
una pegada a la otra. Según especificó Eugenio
Félix, miembro de la Cooperativa, artesano y profesor,
la parte de Las Filipinas ha negociado con una compañía
extranjera la explotación. "Y la directiva de nuestra
cooperativa, que en estos momentos es ilegal, está intentando
hacer lo mismo, de manera que sólo ellos ganen dinero
y no el pueblo.
Están
engañando a los más infelices; no queremos que
se lleven el Patrimonio Nacional. Es un asunto muy grave y los
organismos oficiales responsables deben intervenir", aseguraba
en junio pasado.
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