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El Museo del Larimar
de Jorge Caridad

Zona Colonial

 

 

Las Minas


Las minas de Larimar se encuentran en la carretera que va de Barahona hacia Pedernales, se toma un desvío para 10 kilómetros adentro de las montañas llegar a Los Checheses.
Solamente uno puede llegar en vehículo de doble tracción, atravesando baches y peñascos, a muy baja velocidad. Por suerte, la temperatura se va suavizando a medida que uno sube, y ya en el paraje, se siento un frescor reconfortante, en contraste con las altas temperaturas de Barahona, al que se unen los bellos paisajes que uno va dejando atrás.

En total casi 40 minutos que cada día los mineros emplean para llegar a su trabajo. Una labor, dura y poco reconocida. Porque todavía trabajan, cabando pozos y ojos, con herramientas sencillas y muy primitivas. La explotación de esta mina obliga a seguir el rastro mediante excavaciones cada vez con mayor profundidad.

La historia de la explotación del Larimar, que comenzó en el año 1975, en la República Dominicana no ha estado exenta de conflictos. Según relato, hay una persona, Julio López, que fue especialmente perjudicada por la expropiación de los suelos del yacimiento. "El gobierno de Jorge Blanco le expropió los terrenos y se los dio a la cooperativa. Él compró su tierra y él mismo sacaba sus piedras. Formaron una cooperativa y lo forzaron a la expropiación".

Después, en el año 1988, surge un problema porque entre la Cooperativa de Producción y Procesadores de Larimar, que tenía desde 1984 bajo su responsabilidad los derechos de explotación de la mina de Bahoruco y la compañía privada Consorcio Larimar (COLARSA), se suscribió un contrato con una duración de 20 años para que esta última compañía explotara los yacimientos.

Entonces, los artesanos dominicanos, organizados en la Asociación Nacional y abanderados por el propio Caridad, se opusieron a este contrato porque "perjudicaba sus intereses" y porque entendían que "los talleres de los procesadores iban a desaparecer en pocos días".

Además, los artesanos entendían que con la concesión se iba a crear un monopolio en provecho de una compañía privada con un recurso natural del país. La Asociación pidió la intervención del Arzobispo de Santo Domingo y del propio Presidente de la República, en aquel entonces Joaquín Balaguer. Finalmente el desacuerdo se resolvió.

En la actualidad, la mina es explotada por la Cooperativa de Extractores y por la Asociación de Extractores, la primera en el Paraje de Los Checheses y la segunda en el de Las Filipinas, una pegada a la otra. Según especificó Eugenio Félix, miembro de la Cooperativa, artesano y profesor, la parte de Las Filipinas ha negociado con una compañía extranjera la explotación. "Y la directiva de nuestra cooperativa, que en estos momentos es ilegal, está intentando hacer lo mismo, de manera que sólo ellos ganen dinero y no el pueblo.

Están engañando a los más infelices; no queremos que se lleven el Patrimonio Nacional. Es un asunto muy grave y los organismos oficiales responsables deben intervenir", aseguraba en junio pasado.



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