De
los Duarte el único que formó familia fue Vicente
Celestino.
Los demás murieron solteros.
Rosa Duarte fue la prometida de Tomás de Ia Concha
y de ella se dice que prefirió acompañar a su
madre en eI destierro antes que casarse con su prometido.
Francisca
Duarte: acompañó a su hermana Rosa hasta que
la muerte la separo de su lado (1889), y que al año siguiente
la siguió a la tumba. Filomena
Duarte: no tenemos ninguna información.Sandalia
Duarte: la menor, diremos que falleció muy joven,
probablemente a principios del I844; porque según Rosa
participó en el consejo familar que se celebró
en ese año.El
19 de Marzo del 1845 Santana expulsó del país
a la familia Duarte. Aludiendo a esto dice el fundador de La
Trinitaria: "...Supe que se habían expulsado algunas
familias, y que como Rivier el año anterior; en el presente
mi familia que se componía (porque los rnayores de 25
años estaban desterrados a perpetuidad) de mi anciana
madre, cuatro hermanas, la mayor apenas contaba con 16 años,
y cuatro niños el mayor de trece..." Refiere
Rosa Duarte: que "cuando el Sr. Arzobispo Dr. Tomas de
Portes, eI Pbro. Dr. Bonilla, Don Francisco Pou y otros preguntaban
a la Junta Suprema la causa por qué se desterraba a una
respetable anciana con sus niñas, amenazándolas
en el pasaporte con que si no embarcaban el Gobierno se vería
en el caso de emplear medidas coercitivas (?) Bobadilla les
contestó: "Ellas fabricaron balas para la Independencia
de la Patria, con más razón no escasearán
medios ni recursos para la vuelta del hermano que lloran ausente".
¿Por
qué eligió la familia Duarte a Venezuela y no
a Puerto Rico, Cuba o Curazao, que eran lugares más cercanos?...
Porque la madre de los Duarte tenia familiares en ese país
que podrían ayudarlos en el destierro. El
6 de Abril del 1845 Duarte se reunió con su desterrada
familia. Veamos, a. continuación, como nos describe el
encuentro con ella y el comentario que hizo al enterarse de
los sucesos: "Abracé a mi querida madre y hermanos
en la Güaira y legué a ese Dios de justicia el castigo
a tanta iniquidad, a tanta maldad...".
Con la ayuda de su negocio el padre de Duarte adquirió
una modesta fortuna que situó a su familia dentro de
la pequeña burguesía de su época. Parece
que entre los comerciantes de la ciudad de Santo Domingo gozaba
de una buena reputación, de la que se hace eco Duarte
en la carta que le dirigiera a su familia desde Curazao en el
1844, ya que en ella menciona el ilimitado crédito de
su padre.La
situación económica de la familia Duarte en Venezuela
parece haber sido bastante buena del 1845 al 1867 porque Rosa
Duarte en el 1865 compró una casa en Caracas, que diez
años después vendió, y el propio Duarte
al hablar de las diligencias que realizara para venir a la Patria,
en el 1864, dice: "...a mi vuelta a Caracas vendí
una casita en mil cien pesos::." Y en una acta notarial
del 1867 aparece Duarte comprando una casita en Caracas. Parece
que a partir del 1875, cuando los quebrantos de Duarte se agravaron,
la situación económica de su familia se hizo sumamente
mala.
El Prócer pasó un año en lecho y con tal
motivo sus hermanas tuvieron que hacer grandes sacrificios económicos
y contraer deudas. Tres años después (1879) de
la muerte de Duarte, le explicaban al Ayuntamiento de Santo
Domingo, en carta que le escribieran, que "aun no habían
podido pagar los gastos de su última enfermedad y entierro..."
En
1883, José Prudencio Diez, tío de las hermanas
Duarte, se dirigió. al Congreso Nacional en solicitud
de ayuda para ellas, alegando que se encontraban "solas
en tierra extranjera, sin abrigo y sin pan, rodeadas de las
sombras de la miseria con un hermano menor a quien el horrible
golpe del 1844 que hirió gravemente a toda la familia
hizo de él víctima especial privándole
del uso de la razón".En
Agosto de 1884, (ocho años después de la muerte
de Duarte), el Congreso Nacional dispuso que se les asignara
a las hermanas Duarte, que ya eran unas ancianas, una pensión
vitalicia de 45 pesos mensuales y se les diera la suma de dos
mil pesos fuertes para que compraran una casa en Ia ciudad de
Santo Domingo. Las ancianas Duarte agradecieron en eI alma el
favor que se les hizo, pero no pudieron disfrutar del mismo
porque al negarse Manuel, el hermano demente, a retornar a Santo
Domingo, ellas como ya se dijo, prefirieron quedarse para no
dejar desamparado en Venezuela a su hermano. Cuando
en el 1884 el Ayuntamiento de Santo Domingo envió una
comisión a Caracas para traer a la Patria los restos
del Patricio, esta comisión pagó las deudas de
las las hermanas Duarte y en el recibo que le entregaron a la
comisión se expresaron así: "Obligadas por
las circunstancias e impulsadas por nuestro imprescindible deber,
(aunque con pena) les manifestamos que éramos deudoras
al Sr. Marcos A. Guzmán de la cantidad de seiscientos
pesos sencillos que nos había suministrado para atender
a los muchos gastos que por espacio de un año tuvimos
que sufragar en la asistencia de la penosa enfermedad y mas
después en el entierro de nuestro hermano el General
Juan Pablo Duarte (Q.D.E.P.). En virtud de nuestra manifestación
los honorables diputados del ilustre Ayuntamiento de nuestra
patria en su nombre y representación de nuestros conciudadanos
nos ofrecieron y entregaron dicha cantidad mas arriba expresada,
la que nosotras altamente reconocidas aceptamos, y con la cual
hemos pagado al Sr. Marcos A. Guzmán, la sagrada deuda
contraída por nosotras en el penoso y luctuoso lapso
que tuvo por término vernos arrebatar (cuando menos lo
esperábamos) el único bien que nos quedaba en
la tierra"
.
Con la muerte de Manuel Duarte en el 1890 se extinguió
la familia del Apóstol habiéndose legado a la
posteridad un vivo ejemplo de patriotismo, abnegación
y templanza.
No
quedaría completo este estudio de la familia Duarte si
omitiéramos a sus tíos maternos Mariano y José Prudencio Diez, que ayudaron generosamente a sus sobrinos
en diferentes formas.
Mariano Diez nació en Santa Cruz del Seibo el 24 de Septiembre
de 1794. Se trasladó a Caracas muy joven y allí
vivió varios años.